Meditación segunda

Foto de Rafa Mariscal
Foto de Rafa Mariscal

María Santísima de la Esperanza, modelo de salvación


Somos portadores de un ADN espiritual. Somos herencia biológica, genética, afectiva, psicológica… y también espiritual de los nuestros, de toda la historia de la Salvación. Una herencia espiritual que nos afecta en el pecado (original) y en las cadenas que atan nuestra vida y que nosotros vamos proyectando: dureza, frialdad, baja autoestima…

Somos portadores del peso de los errores del pasado de aquellos que nos han precedido (Juan Pablo II).

La genealogía de la historia de la Salvación, es una HISTORIA DE LA MISERICORDIA DE DIOS. HERMOS SIDO ELEGIDOSEN PURA GRACIA, PARA EXALTAR LA MISERICORDIA.

Sólo una persona ha llenado de transparencia y limpieza la Historia de la Salvación: “MARÍA, LA ESPERANZA Y EL ORGULLO DE NUESTRA RAZA”

 María es sierva que sigue a Jesús, que busca a Jesús, que canta a Jesús, que ruega a Jesús. María dejándose manejar por Dios, entregando su propia historia a Dios, hizo que casi la mitad del cielo se desplazara a la tierra.

María es la que grita: Se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador(Lc 1,47). Nuestra alegría no puede venir de nuestro exterior, sino dentro de nuestro corazón, porque busquemos un poco más de desahogo, de solvencia económica, de comodidad,… cuando se solucione este problema que tengo… no seremos los más felices, pero sí los que mejor lo aparentan. Deseamos mucho la alegría exterior quizás para ocultar la alegría interior. Y es que la alegría y la felicidad está en el Señor. Sólo cuando tenemos a Dios en el corazón, en la familia, en todo lo que hacemos… sólo entonces somos felices.

“Nos hiciste Señor para ti, y nuestro corazón sólo descansará y será feliz, cuando esté en ti”. (San Agustín).                                                                                                                         

A María, la contemplamos en el Evangelio, como mujer reflexiva. “María, guardaba y meditaba las cosas en su corazón” (Lc 2,19). Algo muy poco común entre las mujeres… y los hombres de hoy. En seguida pedimos cuentas a Dios. (¿Por qué, me pasa a mí esto…?) y murmuramos de nuestra historia personal. (Soy muy desgraciado, la gente a mi alrededor no sabe lo que es pasarlo mal…).

Hemos de aprender a vivir como María, leyendo nuestra vida desde una lectura creyente, de fe. No intentando comprender y dar respuesta a todo lo que vamos viviendo. Sino guardando las cosas y orándolas en nuestro interior. A la luz de la oración y de la revisión de vida delante de Dios, todo es Presencia y Amor de Dios. Incluso podemos encontrar la Gracia en la desgracia.

Y por fin, escuchamos una palabra de María dirigida a los hombres, en respuesta a tantas preguntas y rogativas a la Virgen por parte de los hombres.

Madre mía, ¿Cómo puedo salir de donde estoy? Ayúdame. Y Ella responde:

“HACED LO QUE ÉL OS DIGA”

María sabía que Dios vivía muy dentro de Ella, por eso cree en el anuncio del Ángel: llena de gracia (lc 1,28), colmada del favor de Dios. María sintió siempre la certeza que el ángel le manifestó: “el Señor está contigo” (Lc 1,28)

Esta verdad y esta vivencia, es la que hizo que María pudiera afrontar momentos de la vida muy difíciles (con José, en la huida, en la búsqueda de su hijo, en la marcha de Jesús del hogar, en el momento de la cruz…), si nosotros viviéramos con más confianza en esta verdad fundamental de nuestra fe…. “EL SEÑOR ESTÁ CONTIGO…”, podríamos afrontar como Ella los avatares de nuestra vida. Y María es la que puede limpiar la suciedad de la Historia de la Salvación. Sólo María puede también limpiar nuestra propia vida, elegidos por Dios en pura Gracia, sin más aval, que la Misericordia de Dios.

Foto de Joaquín Riquelme
Foto de Joaquín Riquelme

Oración

La Esperanza, historia de nuestra vida

 

Madre de la Esperanza

Ponemos hoy ante ti la historia de nuestra vida;

Todo el pecado y el lastre que arrastramos,

Personal, y de herencia espiritual.

Ponemos ante tu presencia maternal

El orgullo de creernos

Mejores que los demás, dignos, válidos…

O la baja autoestima de creernos

Que no servimos para nada.

Lo uno y lo otro es una ofensa contra Dios,

Porque hemos sido elegidos

No por nuestra santidad, ni por nuestro pecado

Sino por la GRACIA Y LA MISERICORDIA DE TU HIJO JESUCRISTO.

TE ENTREGAMOS Virgen María, en este segundo día en tu honor,

Toda nuestra Esperanza:

La esperanza de nuestra vida,

De nuestra vocación, de nuestros problemas,

Todo lo que somos y vivimos…

Para que tú madre la acojas y la presentes al Padre bueno.

Sólo tu María eres vida, dulzura y Esperanza nuestra.

Rompe con tu poder de intercesión

Todo lo que nos ata, y nos esclaviza

Y pensamos que es casi imposible para nosotros…

El egoísmo, el orgullo, la injusticia, la inmoralidad..

Y llénalos, como tú estás llena,

De la Esperanza de la vida eterna

En la que tu Hijo es el mayor de los regalos,

Tesoros y felicidad. Amén